Los cuadros visten las paredes dotando de personalidad los espacios. Los hay de muchos tamaños, formatos, estilos y colores.
En este artículo te aconsejaremos para que puedas escoger tu estilo y lo que mejor combine en los espacio de tu hogar.
Seguro que más de una vez te asaltó la duda de cuántos cuadro colocar, si serán muchos o pocos, si realmente destacan… no te preocupes, continua leyendo y verás:
El solitario
Esta es la mejor opción si quieres destacar una obra, procura que no haya otros elementos que la eclipsen. Esta opción es muy buena para zonas de paso, sobre un mueble o, si el cuadro es muy grande, detrás del sofá o el cabecero de la cama.
La dupla
Es una muy buena opción cuando tienes dos cuadros de la misma colección o del mismo tamaño y motivo.
Composiciones
con las composiciones puedes armar tu propia “galería de arte”, te presentamos dos tipos:
Las armónicas: los diferentes cuadros o láminas que utilices deberán tener algo en común; el mismo marco, mismo motivo, mismo tono o gama de colores.
Los mix: no hay reglas. Saca tu espíritu decorador y juega con los formatos, gama de colores, tamaños, tipos de marcos, etc. La idea del mix es esa, experimentar y lograr una composición fuera de lo común y con mucha personalidad.
Es importante tener en cuenta la colocación de los cuadros, es decir, que la orientación y la distancia entre ellos, si bien no tiene que porqué ser estrictamente igual, debe guardar cierta proporción para que la composición se luzca.
Consejo: coloca primero la pieza principal y luego ve colocando las demás.
No nos olvidemos de las dimensiones de las paredes. Procura que el tamaño del cuadro que elijas o la composición que hagas, sea acorde al tamaño de la pared donde lo coloques.
Así mismo también es fundamental que todo esté a la altura adecuada, a la altura del observador (al nivel de los ojos) y que nada, muebles u otros objetos, lo obstaculice.
Por último, pero súper importante, procura colocarlos en lugares donde no corran riesgos de roces o golpes.